Un hombre que ha pasado de ser un niño de dientes torcidos con un dudoso salpullido de Madeira a uno de los jugadores de fútbol más famosos del mundo con una sonrisa que podría arrasar una aldea campesina medieval. Puede que se haya mudado a Sevilla y se haya dejado un pequeño bigote, pero Héctor Bellerín sigue siendo un jugador del Arsenal.
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